Te explicamos qué son las edades de la historia, las características de cada una y los eventos que marcan sus inicios y finales.
¿Cuáles son las edades de la historia?
Las etapas o edades de la historia son las distintas épocas o segmentos de tiempo en que se suele dividir la historia de la humanidad, con el propósito de facilitar su estudio y poder comprender sus movimientos y patrones principales. Se trata de divisiones convencionales, relativamente arbitrarias, elaboradas y revisadas continuamente por los estudiosos de la materia desde hace siglos.
Acotar y organizar la historia de la humanidad no es un tema sencillo. Por un lado, los orígenes de nuestra especie son previos a los de una civilización organizada y muy anteriores a la invención de un método de escritura que permitiera el registro de los eventos y de los pensamientos humanos.
Por otro lado, la especie humana es inmensamente diversa, y los intentos por definir criterios únicos para pensar su evolución particular hasta el presente suelen dejar por fuera las particularidades de otras culturas, ya que no es fácil decidir qué cosa es lo “normal” o “usual”.
Cada civilización humana ha surgido en un contexto específico: un lugar, un momento y unas condiciones puntuales, que definieron su manera de ser y sus retos y oportunidades. Por eso, no es sencillo juzgar una civilización lejana con los criterios propios de otra.
Aun así, los historiadores han intentado dar con un modelo que permita más o menos tomar en cuenta a la mayoría de las culturas humanas a lo largo de su recorrido histórico, y aunque no se trata de un modelo perfecto ni desprovisto de excepciones, es hasta ahora el más aceptado y divulgado: las cuatro edades de la historia.
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¿Por qué la historia se divide en edades?
La división actualmente aceptada de la historia no siempre estuvo en vigencia, y se trata más bien de un invento reciente. A lo largo de muchos siglos, la humanidad dividió su propia historia de acuerdo a criterios mitológicos, religiosos o imaginarios, acudiendo a lo que tuvieran más a mano para definir cuáles eran los grandes hitos históricos de la especie y cuál, probablemente, su futuro.
Así, las grandes religiones proponían sus modelos de la historia basados en sus textos sagrados, como la Biblia, a los cuales se acudía en busca de relatos antiguos para organizar el pasado.
De hecho, la forma tradicional de organizar el tiempo histórico en Occidente tiene como elemento central el nacimiento del profeta del cristianismo, Jesucristo, y se habla todavía de eventos ubicados “antes de Cristo” (a. C.) y “después de Cristo” (d. C.), tendencia que los historiadores modernos intentan repensar en términos menos parcializados culturalmente.
La división actual de la historia en cuatro edades (cinco, con la prehistoria) surgió gracias a las propuestas de numerosos historiadores y eruditos. Así, los términos “Edad Antigua”, “Edad Media” y “Edad Moderna” fueron propuestos en 1685 por el historiador alemán Cristobal Cellarius (1638-1707), en un manual escolar de su autoría, y tuvieron tanto éxito que pronto fueron copiados en estudios posteriores.
Hasta ese momento, el modelo imperante estaba basado en la Biblia y el Antiguo Testamento, y proponía seis edades del mundo, la última de las cuales había iniciado con Jesucristo y era previa al Apocalipsis o Juicio Final por venir.
En cambio, el término “Edad Contemporánea” apareció en el siglo XIX, como una forma de dar sentido a la profunda ruptura que la Revolución Francesa (1789) había significado en la historia moderna.
Lógicamente, cualquier modelo de periodización de la historia requiere de hitos o eventos clave que marquen el inicio y el fin de una era, y eso también es sujeto a debate entre los especialistas, pues un evento de vital importancia en una región no necesariamente lo fue para otras culturas alejadas. En todo caso, debemos comprender que el modelo actual se trata de una visión en continua revisión y crítica.
Prehistoria (2.500.000 a. C. – 3.300 a. C.)
La prehistoria, en términos estrictos, no forma parte de la historia humana, sino que abarca todo el tiempo y todos los sucesos que fueron previos a la invención de la escritura, esto es, previos a la invención de algún modo de registro que nos permita obtener fuentes fidedignas de lo ocurrido.
Sin ellas, no tenemos más que mitos, leyendas y relatos transmitidos oralmente de generación en generación. Estos relatos están en su mayoría alejados de alguna noción de objetividad histórica, y son propensos más bien a la fábula y la alegoría.
De modo que de la prehistoria, y especialmente de la prehistoria remota, es poco lo que podemos saber de manera directa, como no sea estudiando los restos arqueológicos obtenidos a lo largo del mundo. Lo paradójico es que la prehistoria es el lapso más largo y de cambios más significativos que ha vivido la humanidad.
De hecho, se extiende desde la aparición de los primeros homínidos, nuestros antecesores evolutivos, hace alrededor de 10 millones de años, pasando por el surgimiento y triunfo del Homo sapiens por sobre el resto de las especies humanas (hace 2.500.000 años) y su expansión por el mundo entero, hasta la invención del primer sistema de escritura en Oriente Medio alrededor del año 3.300 a. C.
En este extenso período de tiempo el ser humano aprendió a dominar el fuego, a comunicarse con un lenguaje oral articulado, a fabricar y utilizar herramientas líticas y luego metálicas cada vez más complejas, y finalmente a dominar el arte revolucionario de la agricultura, que cambió para siempre su modo errante de vida, dando origen así a los primeros asentamientos humanos, lo que más adelante fueron las primeras ciudades.
La prehistoria se divide, comúnmente, en seis etapas distintas, agrupadas en dos eras diferentes. Es difícil ubicar estos lapsos en una fecha específica, ya que no se dieron de manera uniforme y simultánea en todas las civilizaciones humanas prehistóricas, sino que ello dependió en buena medida de lo que hubiera en sus alrededores.
La Edad de Piedra o Etapa Lítica, llamada así porque la mayoría de los utensilios obtenidos de hallazgos arqueológicos están fabricados con diversos tipos de piedra y hueso. Esta etapa está marcada, además, por la invención de la rueda, la domesticación del fuego y la invención de la vestimenta, así como por la expansión humana mundial y su abandono parcial del modelo cazador-recolector primitivo, a favor de un modelo agrícola sedentario. Esta etapa se dividiría, a su vez, en dos eras:
- Era paleolítica, cuyo nombre significa “piedra antigua” y abarca los eventos previos al descubrimiento y adopción de la agricultura.
- Era neolítica, cuyo nombre significa “piedra nueva” y abarca los eventos propios del nuevo modelo de existencia agropecuario, hasta la invención del manejo de los metales.
Edad de los metales, cuyo nombre evidencia la aparición en los hallazgos prehistóricos de elementos forjados de metales diferentes, lo cual evidencia la aparición de la metalurgia y la fundición. Esta edad se divide tradicionalmente en tres segmentos diferentes, definidos por la aparición de un metal específico y de manejo más complejo, de la siguiente manera:
- Edad del cobre, la primera de todas, en la que hace su aparición este metal, junto con el oro y la plata, quizá porque aparecen naturalmente como pepitas de metal nativo. El objeto de cobre más antiguo del mundo es un colgante oval del antiguo Irán, datado en el año 9.500 a. C. Sin embargo, el cobre comienza a ser ampliamente utilizado 3.000 años después, alrededor del 6.500 a. C.
- Edad del bronce, especialmente en los pueblos de Eurasia, es evidencia de un mayor grado de conocimiento metalúrgico, pues el bronce se obtiene mediante la aleación de cobre y estaño. Se sabe que este metal comenzó a usarse en Mesopotamia, y fue idóneo para la fabricación de utensilios, ídolos, estatuas y armamento (lanzas, escudos, etc.).
- Edad del hierro, la última de la prehistoria, en la que finalmente el ser humano conoció el hierro y algunas de sus diversas aleaciones. Los primeros vestigios de hierro probablemente tuvieron origen meteórico, y los seres humanos tardaron siglos en comprender su valor como materia prima, llegando a ser el metal más codiciado del mundo. La fragua del hierro dio paso a implementos y armamento más resistentes, y marcó la diferencia militar de algunos pueblos por encima de otros.
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Edad Antigua (3.300 a. C. – 476 d. C.)
Se conoce como Edad Antigua o Antigüedad al lapso histórico que comenzó con la invención de la escritura en Oriente Medio, alrededor del milenio III a. C., en el cual surgieron las primeras grandes civilizaciones humanas (conocidas como civilizaciones antiguas), en su mayoría de corte imperial y dinástica, cuyos conocimientos, productos y composiciones se encuentran en gran medida vigentes todavía.
En la antigüedad surgieron las primeras ciudades, como parte de un proceso de urbanización formal. También nació el Estado, el derecho y la ley, el poder político y las clases sociales, además de los primeros textos religiosos, mitológicos y artísticos de la humanidad.
También fue el tiempo de origen de las grandes religiones actuales: el budismo, el cristianismo, el judaísmo, el islam, el taoísmo, etc. Se trata, como se verá, de la era en que se asentaron las bases culturales y sociales del mundo que conocemos.
Algunas de las más destacadas civilizaciones antiguas fueron la mesopotámica (sumeria, asiria, babilónica), la egipcia, la griega, la india, la china, la fenicia, la hebrea y la romana, entre otras.
Entre los múltiples Estados que se fundaron, la periodización de la historia destaca Imperio Romano, institución a la cual Occidente debe directa o indirectamente la mayor parte de su tradición cultural. Tanto así, que la caída del Imperio Romano de Occidente en el año 476 d. C., se considera el fin de la Antigüedad y el inicio de la Edad Media europea.
La Antigüedad se suele dividir en dos etapas diferenciadas:
- Antigüedad clásica, lapso de florecimiento de los grandes imperios antiguos a lo largo de los siglos VI, V y IV a. C., y sobre todo la expansión de la cultura grecorromana, cuyo punto máximo lo constituye el surgimiento de la República Romana (500-27 a. C.) y su posterior transformación en el Imperio Romano (27 a. C.).
- Antigüedad tardía, iniciada alrededor de los siglos III y II a. C., es una etapa de crisis que conducirá a la decadencia del Imperio Romano y sus cada vez más comunes guerras intestinas (como el levantamiento de Espartaco) e invasiones foráneas (como las invasiones germánicas). Además, fue la época de expansión del cristianismo por el Imperio, convirtiéndose en su religión oficial.
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Edad Media (476-1492)
La Edad Media o Medioevo es la etapa siguiente a la Edad Antigua, pero es una división que para muchos refleja únicamente la historia de la civilización occidental, es decir, de Europa y sus regiones aledañas.
Se supone que comienza con la caída del Imperio Romano de Occidente en 476 d. C. y se extiende durante casi mil años hasta el descubrimiento de América en 1492 o bien la caída del Imperio Bizantino (el Imperio Romano de Oriente) ante las tropas Otomanas en 1453.
Inicialmente, quienes concibieron la Edad Media la pensaron como una etapa sin mucho valor, un pasillo oscuro entre las grandes civilizaciones de la Antigüedad Clásica (sobre todo la grecorromana) y el Renacimiento y la era de la razón propias de la Edad moderna.
Durante mucho tiempo se pensó que el Medioevo había sido un lapso de oscurantismo y poca o nula producción artística y filosófica, bajo el imperio de la religión cristiana que se extendió durante siglos en Occidente. Hoy en día sabemos que eso no es tan así.
El Medioevo fue, sin duda, una era de fanatismo religioso y de abandono de los modelos sociales de la Antigüedad, en favor de un modelo feudal que asignaba a la aristocracia el control de los numerosos reinos cristianos de Occidente, todos bajo la gobernanza espiritual del Papa en Roma.
Sin embargo, en las regiones vecinas a Europa nuevas formas políticas surgieron de acuerdo a su propia tradición, como los Califatos islámicos, eternos rivales del cristianismo.
Las civilizaciones cristiana y musulmana protagonizaron el llamado “choque de civilizaciones” que engendró numerosas guerras de conquista y reconquista, como las Cruzadas, y que rompió la unidad cultural mediterránea para siempre.
La Edad Media se suele dividir en dos grandes períodos:
- La Alta Edad Media o Edad Media Temprana, que se extiende entre el siglo V y el X, aunque para muchos estudiosos parte de ella podría entenderse mejor como parte de la Antigüedad Tardía. No existe un límite concreto entre una etapa y la otra.
- La Baja Edad Media o Edad Media Tardía, que se extiende entre los siglos XI y XV, y que se caracteriza por un momento inicial de plenitud (siglos XI al XIII) y luego una etapa de profunda crisis del modelo feudal, que sentaría las condiciones para la llegada de la Edad Moderna.
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Edad Moderna (1492-1789)
Comprendida entre los siglos XV y XVIII, la Edad Moderna es un lapso breve pero significativo en la Historia Universal, caracterizado por el Renacimiento de la cultura clásica de Europa y el inicio de la llamada Era de la razón, en la que se sentaron las bases para el pensamiento científico y se combatieron los valores religiosos, supersticiosos y fanáticos de la Edad Media.
La Edad Moderna se entiende como un florecimiento artístico y filosófico en Occidente, cuyo punto cumbre lo tiene el nacimiento de la ciencia. Además, la separación entre religión y Estado puso fin al modelo feudal del Medioevo y concedió el poder cada vez más a una nueva clase social: la burguesía.
Esta nueva clase social, formada por comerciantes y negociantes, cuyo manejo del capital les concedió más y más poder y prestigio, llegó a desplazar a la aristocracia como clase social dominante. El evento más representativo de ello fue la Revolución Francesa de 1789, o la Independencia de Estados Unidos del Imperio Británico en 1776. Ambos eventos se consideran como finales de la Edad Moderna.
Durante la Edad Moderna se produjo la exploración y colonización del continente americano por los Imperios de Europa, así como sus primeras exploraciones de Oceanía. De hecho, se considera este lapso como el inicio de la relación colonial de Europa con el resto del mundo.
De hecho, las potencias políticas y económicas europeas competían entre sí por hacerse con el control de las rutas comerciales y materias primas del mundo entero. El Mercantilismo fue el espíritu de la época, y las monarquías absolutistas el régimen político dominante en Europa.
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Edad Contemporánea (1789 – hoy)
La última de las divisiones de la historia es la que culmina con la actualidad, y se considera una etapa de cambios acelerados y repentinos marcados por la mano de la ciencia y la tecnología. Las bases de esta época surgieron a lo largo del siglo XIX, cuando la Ilustración Francesa promovió los valores de la Revolución Francesa en Occidente y en el mundo, dando pie así al inicio de las guerras de independencia y descolonización en América, Asia y África.
Estos eventos marcaron el fin del dominio europeo sobre el mundo entero, y ello condujo a su vez a dos grandes guerras mundiales, en las cuales la inventiva y el dominio científico de la humanidad fue puesto a prueba de la peor manera posible: masacrando a sus semejantes. He allí que el siglo XX, en particular, haya sido un momento de profundo pesimismo y depresión en la cultura Occidental.
Por otro lado, la modernización de la mayoría de los aspectos de la vida humana condujeron al surgimiento de una civilización mundial guiada por los valores del liberalismo, el materialismo y la producción, engendrando así la llamada sociedad de consumo.
Lo que antiguamente era el conflicto entre religiones o civilizaciones, se produjo entonces en términos de ideología política, especialmente en el enfrentamiento entre las ideas colectivistas del socialismo o el comunismo, y las libertades individuales defendidas por el capitalismo liberal.
De hecho, el colapso de los imperios europeos permitió el surgimiento de dos nuevas potencias mundiales: los Estados Unidos y la Unión Soviética, cada una a la cabeza de estos dos nuevos bloques mundiales.
Han sido importantes hitos técnicos y culturales en la Edad Contemporánea la exploración del espacio exterior, la explosión de las primeras bombas atómicas, la globalización y la creación de las primeras instituciones internacionales multilaterales, el holocausto judío durante la Segunda Guerra Mundial y la invención de las pastillas anticonceptivas, que condujeron a su vez a una revolución sexual a mediados del siglo XX.
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Referencias
- “Historia universal” en Wikipedia.
- “¿Por qué dividimos así las edades de la historia?” en ACNUR.
- “Las edades de la historia” (video) en Curiosidades de la Historia.
- “Edades históricas y líneas de tiempo” en Contenidos digitales de la Universidad de La Plata (Argentina).