Te explicamos todo sobre el planeta Tierra, su origen, el surgimiento de la vida, su estructura, movimiento y otras características.
El planeta Tierra
Llamamos Tierra, planeta Tierra o simplemente La Tierra, al planeta en el que habitamos. Es el tercer planeta del sistema solar comenzando a contar desde el Sol, ubicado entre Venus y Marte. Según nuestro conocimiento actual, es el único que alberga vida en todo el sistema solar. Se la designa astronómicamente con el símbolo ♁.
Su nombre proviene del latín Terra, una deidad romana equivalente a la Gea de los antiguos griegos, asociada con la fertilidad y la fecundidad. Se la conocía popularmente como Tellus mater o Terra mater (madre Tierra), pues de su vientre vendrían todos los seres vivos.
En otros lenguajes, como en inglés, el nombre de nuestro planeta puede tener connotaciones no grecolatinas, como el earth de los anglosajones.
Desde tiempos inmemoriales el ser humano ha soñado con conocer los límites de la Tierra y recorrer todos sus recodos. Antiguas culturas la pensaban infinita, o quizá con un final que sería una caída a los abismos. Aún hoy hay quienes sostienen que la Tierra es plana, que es hueca y otras teorías conspirativas.
Sin embargo, gracias a la ciencia y la tecnología, poseemos actualmente hermosas imágenes de nuestro planeta. Sabemos también cómo están compuestas sus capas internas, así como de lo que había antes de que el ser humano apareciera sobre su superficie.
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Origen y formación del planeta Tierra
La Tierra se formó hace alrededor de 4550 millones de años, a partir del material del que se constituyó el resto del sistema solar, que inicialmente era una nube estelar de gases y polvo cósmico. La formación del planeta tardó entre 10 y 20 millones de años, a medida que su superficie se enfriaba y se acumulaba a su alrededor la nube de gases que hoy es la atmósfera.
Eventualmente, a través de un largo período de actividad sísmica y posiblemente debido al impacto constante de meteoros, la Tierra contó con los elementos necesarios y las condiciones físicas indispensables para la aparición del agua líquida.
Gracias a ello, el ciclo hidrológico pudo tener inicio, contribuyendo a enfriar el planeta más rápidamente hasta niveles en que la vida pudo tener inicio. Con el tiempo, la gran cantidad de agua líquida en la superficie otorgó a nuestro planeta su tono azul al ser observado desde el espacio.
Características del planeta Tierra
La Tierra es el quinto planeta del sistema solar en cuanto a tamaño, y el único capaz de albergar vida. Posee una forma esférica con un leve achatamiento en los polos, y 12.756 km de diámetro a la altura del Ecuador (un radio ecuatorial de 6.378,1 kilómetros).
Su masa es de 5,9736 x 1024 kilogramos y su densidad de 5,515 g/cm3, la más alta del sistema solar. También tiene una aceleración de gravedad de 9,780327 m/s2.
Al igual que otros planetas interiores como Marte y Mercurio, la Tierra es un planeta rocoso, con una superficie sólida y un núcleo de metal líquido (por acción del calor y de la presión de su propia gravedad), a diferencia de otros planetas gaseosos como Venus o Júpiter. Su superficie se divide entre la atmósfera gaseosa, la hidrósfera líquida y la geósfera sólida.
Composición y estructura del planeta Tierra
La masa terrestre está integrada por un conjunto diverso de elementos químicos. Los elementos más abundantes son el hierro (32,1%), oxígeno (30,1%), silicio (15,1%), magnesio (13,9%), azufre (2,9%), níquel (1,8%), calcio (1,5%) y aluminio (1,4%), dejando un 1,2% para el resto de los elementos.
Se estima que en sus capas interiores abunda el hierro y el níquel, lo cual sería responsable de la generación de su campo magnético o magnetósfera.
El planeta está compuesto por capas concéntricas de materia que se extienden hacia el núcleo desde la superficie. Dichas capas son:
- Litósfera. Se extiende desde la superficie (0 kilómetros de profundidad) hasta unos 60 kilómetros hacia adentro, siendo la capa menos densa de todas y la única que podemos visitar con medios físicos concretos. Es allí donde están las placas tectónicas, por ejemplo. La litósfera se divide a su vez en dos capas distintas:
- Corteza. Va de los 0 a los 35 kilómetros de profundidad, siendo la capa en donde está ubicada la vida, constituida principalmente de silicatos sólidos.
- Manto superior. Va de los 35 a los 60 kilómetros de profundidad, y está compuesta mayormente por rocas peridotíticas, sumamente básicas, de las cuales podrían provenir los basaltos.
- Manto terrestre. El manto de la Tierra va desde los 35 kilómetros de profundidad, hasta los 2890, es decir, hasta la parte externa del núcleo. Es la capa más ancha de la estructura interna de la Tierra, rica en silicatos, magnesio y hierro, todo en estado semisólido y de viscosidad variable. Dentro del manto se halla el manto interior y también la astenósfera.
- Astenósfera. Una capa de baja viscosidad que comprende la zona superior del manto terrestre, conformada por materiales silicatados en estado sólido y semifundido o fundido parcialmente, dependiendo de su proximidad al magma hirviente. Las placas tectónicas se mueven por encima de la astenósfera. Esta capa va desde los 100 hasta los 700 kilómetros de profundidad.
- Núcleo. El núcleo terrestre es el “corazón” del planeta, y está compuesto mayormente por metales ferromagnéticos (hierro y níquel), divididos en dos etapas:
- Núcleo externo. Extendiéndose desde los 2890 kilómetros de profundidad hasta los 5100, esta capa líquida de metal sumamente viscoso descansa sobre el núcleo interno y comprende mayormente hierro, con trazas de elementos más livianos.
- Núcleo interno. El verdadero centro de la Tierra es un núcleo de metal sólido, que gira con una velocidad angular ligeramente superior al resto del planeta, y que es responsable de la generación de su magnetósfera. Posee un radio de aproximadamente 1255 kilómetros y se cree que su composición sea de un 70% hierro y un 30% níquel, junto a ínfimas porciones de otros metales pesados como iridio, plomo y titanio.
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Movimientos del planeta Tierra
La Tierra ejecuta periódicamente dos tipos de movimientos principales:
- Rotación. Un movimiento giratorio sobre su propio eje, que expone su superficie al sol intermitentemente y es causante de los días y las noches.
- Traslación. Este es el desplazamiento del planeta a lo largo de su órbita solar, describiendo más o menos una elipse como trayectoria. Cada vez que celebramos un año, se cumple una vuelta más del planeta alrededor del Sol.
Por otro lado, el eje de rotación de la Tierra se encuentra inclinado en aproximadamente 23,5 grados. Es por esta inclinación que cada hemisferio recibe cada seis meses los rayos del Sol de forma más directa (provocando así el cambio de las estaciones climáticas).
Existen otros dos tipos de movimientos que, aunque no podamos percibir en nuestra experiencia cotidiana, se comprueban científicamente:
- Precesión. Es un movimiento muy leve del eje terrestre. Cada 25.776 años la inclinación del eje se modifica los suficiente como para que se inviertan las estaciones.
- Nutación. Es una oscilación leve del eje de rotación. Se debe al efecto de la combinación de las fuerzas de gravedad de la Tierra, la Luna y el Sol.
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Campo magnético del Planeta Tierra
Nuestro planeta posee una magnetósfera, surgida a partir del movimiento de su núcleo metálico. Este campo magnético nos ha protegido desde épocas tempranas del dañino viento solar. De no existir esta protección, las fuerzas del Sol habrían destruido la atmósfera hace millones de años.
Además es el norte magnético según el cual se orientan las brújulas y los animales migratorios en sus kilométricos desplazamientos.
La magnetósfera terrestre se extiende más allá de la ionósfera, a unos 500 km de altura, envolviendo a nuestro planeta por completo. En los polos su cercanía con la Tierra es mayor, y pueden verse sus efectos como las famosas auroras boreales y australes.
Aparición de la vida en el planeta Tierra
La vida apareció durante Precámbrico, es decir, el primer y más largo período geológico de nuestro planeta. Se remonta a los inicios mismos del planeta, en medio de una torrencial actividad volcánica y eléctrica, hace unos 4.000 millones de años.
En algún instante remoto, ciertas condiciones químicas particulares, gracias a la presencia del agua líquida en el planeta, permitieron la creación de moléculas autorreplicantes, que fueron creciendo en complejidad y en abundancia, hasta dar pie a la formación de las primeras células hace unos 3800 a 3500 millones de años.
Esos primeros organismos emprendieron una carrera evolutiva a partir de la diversificación del llamado LUCA (Last Universal Common Ancestor), el primer ancestro común a todas las formas de vida existentes hoy. Así nacieron los procesos energéticos básicos que cambiaron el mundo.
Por ejemplo, la fotosíntesis llenó la atmósfera de oxígeno y propició la posterior aparición de la respiración. Todo ello bajo la protección de la capa de ozono de la atmósfera, sin la cual la radiación ultravioleta habría hecho muy difícil la preservación molecular del ADN, y sin ello, la vida como ahora la comprendemos.
La Luna
La Luna es el único satélite natural de nuestro planeta. Su origen se remonta a los períodos de la formación misma de la Tierra, con la cual comparte algunas semejanzas geoquímicas. Tiene 1738 kilómetros de radio y un período de rotación idéntico al de su traslación en órbita alrededor de la Tierra. Por eso, siempre vemos el mismo lado de la Luna.
La Luna posee una masa de 7,349 x 1022 kg, 1/81 de la masa terrestre, siendo el satélite más grande del sistema solar en cuanto a proporción con su planeta regente. Su atracción sobre nuestro planeta desencadena el fenómeno de las mareas, lo cual hace suponer que jugó algún tipo de rol en los circuitos climáticos que facilitaron la aparición de la vida.
La teoría más aceptada sobre su origen se denomina El Gran Impacto. La misma supone la existencia de un protoplaneta llamado Tea, cuya órbita coincidía con la Terrestre lo suficiente como para que eventualmente chocaran el uno contra el otro, fusionándose y dejando atrás una estela de escombros que a lo largo de los años venideros dieron origen a la Luna.
Sistema solar
Nuestro planeta forma parte del sistema solar, que es el sistema estelar de cuerpos orbitando al Sol, en trayectorias elípticas concéntricas, en cada una de las cuales se halla uno de los ocho planetas (en orden de proximidad al Sol): Mercurio, Venus, la Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno.
Además, alrededor del Sol orbita un cinturón de asteroides que los separa en dos grupos: planetas interiores (los primeros cuatro) y planeta exteriores (los últimos cuatro), y más allá un conjunto de objetos trasneptunianos (entre ellos el antiguo planeta Plutón), en la llamada Nube de Oort y el Cinturón de Kuiper.
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Vía Láctea
La Vía Láctea es la galaxia en la cual se encuentra nuestro sistema solar. Es una galaxia espiral barrada, que reúne la masa de 1012 veces el Sol, en un diámetro que se estima de 10.000 años luz, equivalentes a un trillón y medio de kilómetros.
Su nombre proviene de la mitología griega, y en latín significa “Camino de leche”, haciendo alusión al amamantamiento del héroe Hércules por la diosa Hera, esposa de Zeus. Nuestro sistema solar se halla en uno de los brazos de la galaxia, en la Constelación de Orión, a unos 28.000 años luz del centro galáctico.
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Referencias
- “Tierra” en Wikipedia.
- “Planeta Tierra” en National Geographic (español).
- “La Tierra es nuestro planeta” en AstroMía.
- “La Tierra” en NASA Space Place.
- “Earth” en The Encyclopaedia Britannica.