Te explicamos cuáles son las escuelas de la administración y las características de la empírica, científica, clásica y más.
¿Qué son las escuelas administrativas?
Las escuelas de la administración o escuelas administrativas son los distintos enfoques empíricos y teóricos que existen en torno a la administración. Cada una posee una manera específica de concebir y aplicar las ciencias administrativas al mundo real, fruto generalmente de las reflexiones de sus fundadores, quienes tienden a ser psicólogos, ingenieros, economistas y, claro está, administradores.
De hecho, no existe un consenso estricto respecto a la naturaleza de la administración o sus métodos ideales, por lo que las distintas escuelas cuentan con seguidores y detractores, con puntos a favor y en contra. A pesar de ello, todas las escuelas persiguen exactamente lo mismo: dar con la formulación ideal del hecho administrativo, que permita perfeccionarlo y hacerlo cada vez más eficiente.
Las principales escuelas administrativas que se conocen se detallan a continuación.
Ver también: Historia de la administración
La escuela empírica
Esta escuela recibe su nombre de la doctrina filosófica del empirismo, la cual sostiene que la experiencia es la mejor forma -si no la única válida- de obtener conocimientos y tomar así las mejores decisiones.
En consecuencia, los mejores administradores son aquellos que se forman revisando las experiencias pasadas, con el propósito de dar con patrones generales, factores decisivos y en general, indicaciones válidas para emprender proyectos administrativos actuales.
Por lo tanto, la escuela empírica otorga poco valor a los principios administrativos, ya que prefiere que sus conclusiones provengan del análisis de la experiencia ocurrida y no que sean formulados a priori.
Sus críticos, en ese sentido, sostienen que nunca dos experiencias administrativas serán tan similares como para repetir todos sus elementos y poder aplicar soluciones idénticas. Por eso, se hace indispensable la existencia de teorías y aproximaciones teóricas, no sólo del análisis meramente práctico.
Uno de los grandes teóricos empíricos de la administración fue el germano-estadounidense Ernest Dale (1917-1996), uno de los pensadores que más aportó a la administración y la gerencia en el siglo XX.
La escuela científica
La escuela científica de la administración nació a finales del siglo XIX, cuando los ingenieros e industriales comenzaron a interesarse en modelos administrativos que les permitieran mejorar la producción.
Heredera del espíritu positivista de comienzos del siglo XX, esta escuela aspiraba a estudiar la administración desde un punto de vista comprobable, objetivo, científico, que diera con sus reglas universales, tal y como ocurre con las ciencias exactas. La mayor parte de las veces, implicaba dar con fórmulas para maximizar la producción y mejorar la eficiencia de los trabajadores.
El fundador de esta corriente fue el estadounidense Frederick W. Taylor (1856-1915), cuya obra escrita giró en torno a la organización científica del trabajo, en libros como Shop management de 1903 o Principios de administración científica de 1911. En dichas obras, Taylor revolucionó el concepto tradicional de gerencia, asignándole a los administradores una mayor cuota de responsabilidad en la producción.
Por otro lado, Taylor compartía ciertos prejuicios sociales en torno a la clase trabajadora, que consideraba inherentemente perezosa. Por esa razón, aspiraba a medir y controlar detalles como la cantidad de movimientos que un obrero debía hacer para mantener su producción al máximo, como si de robots se tratara.
Los críticos de la escuela científica señalan, con razón, la rigidez de sus postulados y su aspiración, propia de la época, a entender el proceso de producción como un mero asunto de engranajes a controlar, sin tomar en consideración los factores subjetivos o psicológicos del trabajo.
Las dinámicas que esta escuela proponía acababan enajenando al trabajador de la tarea monótona y repetitiva que hacía, lo cual trae consigo importantes cuotas de frustración y malestar.
Más en: Administración científica
La escuela clásica
Conocida también como la escuela “operacional” o “del proceso administrativo”, esta corriente considera que en todos los hechos administrativos, por diferentes que sean, pueden identificarse más o menos las mismas funciones y por lo tanto aplican ciertos principios universales.
Por ende, la labor del administrador ha de ser la identificación de dichas funciones y su adecuación a ciertos patrones ideales, para lo cual clasifica las funciones de la siguiente manera:
- Funciones técnicas, que tienen que ver con la dinámica de producción de bienes;
- Funciones comerciales, que tienen que ver con las operaciones de intercambio (compra, venta y cambio) de productos;
- Funciones financieras, que tienen que ver con la obtención y la aplicación de recursos financieros;
- Funciones contables, que tienen que ver con los inventarios, balances y estadísticas de funcionamiento del sistema productivo;
- Funciones de seguridad, que tienen que ver con la protección de los bienes y las personas para preservar su utilidad de cara al proceso productivo;
- Funciones administrativas, entendidas como una mezcla de prever, organizar, coordinar y controlar, todo en manos de los administradores.
El fundador de esta escuela fue el francés Henry Fayol (1841-1925), razón por la cual a menudo se la conoce como fayolismo. En su Administración industrial y general de 1916, Fayol explica que la administración es tan antigua como la humanidad misma, pero que los desarrollos modernos obligan a pensarla desde un punto de vista más técnico y especializado.
Así, Fayol creó el primer modelo de proceso administrativo, que sirvió de base para muchos otros nacidos posteriormente, en los cuales el número de funciones contempladas fue variando y cambiando de nombres, pero coincidiendo siempre en que la función administrativa última es la de controlar.
Más en: Teoría clásica de la administración
La escuela humano-relacionista
La escuela humano-relacionista rompe con las vistas hasta ahora, ya que se centra en el elemento humano de los procesos administrativos, haciendo énfasis en que no es lo mismo lidiar con gente que con procesos automáticos.
Esta escuela nació a partir de los estudios del psicólogo australiano Elton Mayo (1880-1949) en los Estados Unidos, quien buscó comprender el ausentismo, la deserción y la baja productividad de muchas empresas. Así, demostró que es imposible esperar compromiso y colaboración de parte de los trabajadores si estos se encuentran enajenados del proceso de producción mismo, sobre todo si no son escuchados ni tomados en cuenta.
Mayo llevó a cabo cuatro estudios diferentes:
- El primero fue entre 1923 y 1924 en una textilera en Filadelfia, donde el trabajo monótono y fatigante originaba continuas deserciones entre los obreros. Mayo propuso incrementar los períodos de descanso, y convenció a la gerencia de permitir a los obreros disponer ellos mismos de sus períodos de descanso. Aunque accedieron a regañadientes, la sorpresa fue que la rápida disminución de la deserción y el aumento inmediato de la productividad.
- El segundo fue en 1927 en la Western Electric Company de Chicago, empresa que necesitaba aumentar la productividad de sus trabajadores, tremendamente desmotivados. El experimento, inicialmente, consistía en modificar sus condiciones físicas de trabajo, para lo cual se creó un grupo de control y otro experimental: pero aunque el segundo fue mucho más exitoso que el primero, las razones acabaron no dependiendo del cambio físico del entorno, sino del cambio en el trato que a los trabajadores daban los científicos del estudio: al sentirse útiles y tomados en cuenta, los trabajadores se hallaban mucho más motivados en las pruebas que en sus puestos regulares de trabajo. Así se refutó la consideración tradicional de que lo único que motiva al trabajador es la promesa del dinero del salario.
- El tercer y cuarto estudios se llevaron a cabo durante la Segunda Guerra Mundial, y tuvieron que ver con el ausentismo en las empresas industriales. Pero fueron mucho más fácilmente resueltos gracias a las dos experiencias previas que el equipo de Mayo había tenido, comprobando así los efectos de las conclusiones previas en nuevos entornos de trabajo.
La escuela estructuralista
También conocida como “escuela del sistema social”, propone un enfoque sociológico de la administración, heredero en particular de los libros del sociólogo alemán Max Weber.
El enfoque estructuralista ve la administración como una dinámica integrada al sistema social, o sea, a todo tipo de organizaciones externas y medios sociales de los que recibe una importante influencia. Por eso, se propone en primer lugar entender la evolución histórica de las sociedades y sus principales tipos de organizaciones, para entender el impacto que tuvo en la sociedad la llegada de la Revolución Industrial.
Un impacto que se podía rastrear no sólo en las organizaciones productivas, sino en las comerciales, políticas, sociales, educativas, etc., y que conduce a la identificación de ciertas “estructuras” en toda forma de organización humana, tales como:
- Estructura funcional, que hace referencia a la división del trabajo en cargos y delimitaciones específicas, o sea, a cada cargo o peldaño de la estructura le corresponde un comportamiento esperado.
- Estructura de autoridad, que hace referencia a la cadena de mando, esto es, la división entre los que mandan y los que obedecen, o los que fiscalizan y los que actúan. Dicha autoridad puede darse por costumbre, por carisma, por distinción honorífica, etc.
- Estructura de las comunicaciones, que hace referencia a las instancias de control de la información, la cual puede fluir de manera horizontal (entre pares) o vertical (conforme a la estructura de autoridad). Además, la comunicación puede darse de manera escrita, oral o gráfica.
El estudio de estas y otras estructuras permite la formalización o burocratización de la organización administrativa, es decir, la aplicación de reglas y medidas de control que permiten la repetición de procesos determinados en términos más o menos idénticos.
Por lo tanto, el rol de la administración radica en la comprensión de estas estructuras y el manejo de la burocracia para permitir el feedback en el proceso productivo.
La escuela humano-conductista
También llamada “escuela del comportamiento humano” o “neo-humano-relacionista”, trajo consigo un nuevo enfoque al estudio de la administración desde una perspectiva humana, aunque abordándola desde una perspectiva más amplia que las escuelas anteriores.
De hecho, esta escuela reivindica las experiencias de Elton Mayo, aunque en realidad sus principales exponentes fueron el alemán Kurt Lewin (1890-1947) y el estadounidense Douglas McGregor (1906-1964).
Lewin fue uno de los pioneros de la psicología social experimental, la psicología organizacional y la psicología aplicada, considerado uno de los “Cuatro grandes” de la psicología gestaltiana alemana. Su aporte a la escuela fue fundacional, a través del estudio dinámico de pequeños grupos, en el que destacó las virtudes de la integración y participación de los trabajadores en el proceso productivo.
Por su parte, McGregor publicó en 1960 su libro El aspecto humano de las empresas, en el que proponía dos enfoques diferentes al manejo de personal con fines productivos:
- La “teoría X”, el enfoque más tradicional y menos eficaz, que entiende al empleado como un individuo negado al trabajo cuya única motivación laboral es recibir el dinero del salario.
- La “teoría Y”, el enfoque que tomaba en cuenta los hallazgos de la psicología moderna respecto de la motivación y que por lo tanto propone un cambio en el modo de actuar de los administradores.
Dicho cambio tiene que ver con la autoridad: McGregor propone que esta es apenas una de las formas de influencia entre el administrador y el empleado, la más coercitiva y la que más resistencia encuentra, y por lo tanto debería emplearse sólo cuando la confrontación sea inevitable o cuando se esté dispuesto a prescindir del empleado.
En cambio, McGregor propone que los administradores deben buscar motivar a sus empleados, tomando en cuenta los distintos peldaños de satisfacción de la famosa Pirámide de Abraham Maslow.
Así, la mera satisfacción de los peldaños básicos de la pirámide, supondrá un compromiso igual de básico de parte del empleado, mientras que mayores índices de satisfacción personal y autorrealización traerán consigo una motivación significativamente mayor de parte del trabajador. Para ello, McGregor propone:
- La integración de los objetivos de la empresa y las aspiraciones y necesidades individuales de los trabajadores;
- El incremento de la participación de los trabajadores en la toma de decisiones y la fijación de los objetivos;
- El desarrollo del autocontrol y la autogestión de los empleados en el cumplimiento de sus metas;
- Propiciar el compañerismo y la sensibilidad entre el grupo de trabajadores.
La escuela matemática
También llamada “escuela cuántica” o “teoría decisional”, esta corriente centra su interés en el estudio de la toma de decisiones dentro de una organización social, prestando menos atención al resto de los aspectos.
Esta escuela fue propuesta por especialistas de la matemática y la economía como el economista y politólogo estadounidense Herbert A. Simon (1916-2001) o su compatriota James Gary March (1928-2018), experto en Teorías de la organización.
De acuerdo a esta escuela, lo importante de la administración es su pleno entendimiento de la dinámica de toma de decisiones, lo cual involucra esencialmente tres puntos:
- La definición del problema, que consiste en la identificación de los inconvenientes a resolver y de las necesidades existentes, así como de sus respectivos elementos constitutivos.
- El análisis de alternativas, que consiste en la búsqueda de caminos de acción para resolver el problema, tratando de adelantarse a los posibles inconvenientes de cada uno.
- La elección de la mejor solución, que consiste en la investigación de operaciones, o sea, la implementación de un método para escoger a través del método científico la mejor de las alternativas. A esto último es, justamente, lo que estos autores denominan “ciencia de la administración”.
El estudio de la toma de decisiones y de los problemas de decisión dieron origen a una teoría (Teoría decisional) que no solo se aplica al campo de la administración, sino a muchas otras áreas del quehacer humano.
La teoría de sistemas
Quizá la más contemporánea de las escuelas administrativas es la que propone entender el hecho administrativo como un sistema, es decir, una región del universo que puede aislarse y estudiarse en sus elementos y funcionamientos internos, haciendo abstracción del resto.
Si bien esta teoría provino de la biología, no sólo es aplicada a este campo del saber, sino a prácticamente cualquier otro: desde el cuerpo humano hasta los sistemas termodinámicos de la física e incluso el estudio cultural.
Cuando pensamos en sistemas, estamos partiendo de cuatro principios fundamentales:
- Todo sistema contiene elementos (subsistemas) que operan de manera interrelacionada y que a su vez pueden entenderse como sistemas en sí mismos. Por lo tanto, el sistema inicial a su vez es subsistema de otro más grande y amplio. Para estudiar un sistema, entonces, debemos elegir sus límites jerárquicos.
- Todo sistema avanza hacia una meta específica, para lo cual contribuyen sus respectivas partes. Sin dicha meta, el sistema perdería sentido y por lo tanto también sus partes respectivas. Y en caso de que alguna de ellas no cumpliera ninguna función en este sentido, se podría prescindir perfectamente de ella sin afectar a las demás.
- Todo sistema es complejo, en el sentido de que introducir un cambio en uno solo de sus componentes acarreará un cambio más grande en el total del sistema y en los demás elementos que lo acompañan también.
- El comportamiento de todo sistema depende del comportamiento respectivo de cada una de sus partes, pero también de la correcta interrelación entre ellas.
El impacto de esta teoría en el mundo administrativo fue inmenso, y se tradujo en la formulación de nuevos modelos matemáticos de gestión y nuevos modelos de manejo de datos, que no solo sacaban provecho a las computadoras modernas, sino que permiten construir una perspectiva administrativa que se ajuste a cada caso en cuestión.
Más en: Teoría de sistemas
Referencias
- “Las escuelas administrativas” en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (México).
- “Escuelas administrativas” en la Universidad de América Latina (México).
- “Teorías y escuelas de la administración” por Gisel Marconi en la Universidad Abierta Interamericana (Argentina).